Dentro de los múltiples efectos que buscamos los belenistas para simular los elementos naturales en los pesebres, hay algunos que son los «clásicos», los de toda la vida. Entre ellos están el papel de plata para los accidentes acuáticos, las bolitas de corchopán blanco para la nieve, el corcho para simular piedras o maderas… y por supuesto el musgo en los belenes, que es un estupendo sustituto de la hierba y vegetación naturales del entorno donde se desarrolla la acción.
Hay varias posibilidades a la hora de comprar musgo para belenes. Y por supuesto, siempre puedes optar por ir a recogerlo tú mismo, si tienes algún sitio cerca donde crezca verde. Esto tiene sus inconvenientes, como veremos más adelante, pero no deja de ser una opción económica y realista.
¿Musgo natural o musgo artificial para el belén? ¿Qué es mejor?
Como puedes imaginar, la opción de utilizar musgo natural en los belenes tiene sus ventajas y desventajas respecto al artificial.
La principal ventaja de usar musgo natural en un belén es lógicamente el realismo, la frescura y la solidez que aporta a la escena. Pero, por otro lado, es difícil que te sirva de un año para otro, y tendrás que tener cuidado con las humedades y las pautas de conservación necesarias para que te dure todas las semanas que vayas a tenerlo expuesto.
Por otra parte, el musgo artificial para belenes tiene la ventaja de que lo compras una vez y te sirve para muchos años si lo guardas bien. Si es de buena calidad, el efecto puede ser casi igual de realista que el natural. Lo podrás encontrar también como musgo liofilizado, o musgo preservado, en tiendas de maquetas y modelismo.
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